José de la Cruz Porfirio Díaz Mori (Oaxaca de Juárez, 15 de septiembre de 1830 – París, 2 de julio de 1915), conocido como Porfirio Díaz, nació el 15 de septiembre de 1830, en la ciudad de Oaxaca. Fue el sexto hijo del matrimonio de José Faustino Díaz y Petrona Cecilia Mori, su padre criollo y su madre mestiza procedente de la etnia mixteca. Su padre participó en el ejército insurgente liderado por Vicente Guerrero, donde alcanzó el grado de coronel, tiempo después se retiró y creo un negocio dedicado a la herrería. Diaz quedó huérfano de padre en 1833, ya que su padre falleció víctima del cólera.
Primeros años y estudios
En 1835, Porfirio ingresó a un centro educativo supervisado por la parroquia de Oaxaca, donde adquirió habilidades de lectura y escritura.
Su madre influyó para que ingresara al Seminario Tridentino de Oaxaca en 1843, donde estudió artes, física, matemáticas, lógica, gramática, retórica y latín, hasta 1846.
En mayo de 1846 estalló la guerra Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848), en octubre un grupo de alumnos se acercó al gobernador de Oaxaca solicitando unirse al ejército nacional. Porfirio Díaz formó parte de ese grupo de estudiantes, junto a sus compañeros fue asignado al Batallón de San Clemente. Sin embargo, la guerra culminó y no tuvieron la oportunidad de participar en alguna batalla.
Poco después de abandonar su carrera eclesiástica, que gradualmente lo convertiría en sacerdote, ingresó al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca para estudiar derecho. En sus memorias relata que su decisión en parte estuvo inspirada en Benito Juárez, a quien había conocido de manera reciente.
En el instituto, su maestro de derecho civil fue Benito Juárez, entre sus compañeros de clases destacan Matías Romero y Justo Benítez. Tiempo después se convirtió en maestro del mismo instituto.
Carrera Militar de Porfirio Díaz
el 1 de marzo de 1854 se proclamó el Plan de Ayutla contra el presidente Antonio López de Santa Anna, la proclamación fue llevada a cabo por Florencio Villareal y Juan N. Álvarez, como una respuesta a que Santa Anna se perpetuara en el poder por undécima vez desde el 20 de abril de 1853, marcando el inicio de la Revolución de Ayutla. Benito Juárez se encontraba exiliado en Nueva Orleans, Estados Unidos, tras un desacuerdo personal con Santa Anna.
Porfirio Díaz manifestó de manera pública su repudio contra el gobierno conservador de Santa Anna. Junto a un grupo de liberales formaron una pequeña guerrilla, enfrentando a las fuerzas federales en la batalla de Teotongo el 7 de febrero de 1855.
El 9 de agosto de 1855, Santa Anna dejó la presidencia y huyó a La Habana, Cuba. Juan N. Álvarez, fue designado presidente interino. Benito Juárez regresó a Oaxaca y asumió el cargo de gobernador.
Porfirio Díaz fue nombrado jefe político en el Distrito de Ixtlán, ahí formó la primera guardia de Ixtlán y a finales de 1856, con este grupo tomó parte en el primer asedio de Oaxaca. Durante la batalla.
El presidente Ignacio Comonfort otorgó a Díaz el control militar del Istmo de Tehuantepec como reconocimiento de su apoyo a la causa liberal. Se estableció en Santo Domingo Tehuantepec. Desde ahí, Diaz enfrentó a grupos de conservadores en Jamiltepec, distrito de Ixcapa.
En Tehuantepec, Díaz se relacionó con personas influyentes como el dominico liberal Mauricio López, Juan Calvo administrador del correo, el juez Juan A. Avendaño, y el francés Charles Etienne Brasseur. Allí también conoció a Doña Juana C. Romero, una mujer tehuana integrante de una prominente familia política, con ella mantuvo una relación que, años después, contribuiría al desarrollo del Istmo durante el Porfiriato.
Al estallar la Guerra de Reforma (1857-1861), Díaz participó en varios enfrentamientos, destacando la batalla de Calpulalpan. El 23 de enero de 1860, Díaz enfrentó un revés militar en Mitla a manos de las fuerzas leales a José María Cobos. El 30 de enero, fue designado jefe de la Brigada de la Sierra, perteneciente a la División de operaciones del Estado de Oaxaca.
Durante la Guerra de Reforma, participó en doce combates y fue ascendido a mayor, luego a coronel y finalmente a teniente general. Sufrió heridas de consideración, creó una policía secreta, enfermó de peritonitis y fundó una fábrica de municiones. Además, perfeccionó sus tácticas militares para ataques sorpresa y emboscadas.
El 11 de enero de 1861 se consumó la victoria del bando Liberal, tras la derrota en San Miguel Calpulalpan de las fuerzas conservadoras al mando de Miguel Miramón.
Diaz fue elegido diputado federal por el Distrito de Ocotlán, Oaxaca en el Congreso de la Unión. Sin embargo, los conservadores asesinaron a Melchor Ocampo, Leandro Valle y Santos Degollado ese mismo año, ante esto Díaz decidió volver a combatir y solicitar licencia para retirarse del Congreso, Justo Benítez ocupó su escaño legislativo como su suplente.
El 13 de agosto las fuerzas liberales bajo el mando de Jesús González Ortega derrotan, en la batalla de Jalatlaco, al general Leonardo Márquez, acusado del asesinato de los tres ilustres liberales. Díaz participa comandando a un batallón integrado por oaxaqueños y zacatecanos.
En 1862 ocurrió la segunda intervención francesa, 5000 soldados liderados por Charles Ferdinand Latrille desembarcaron en Veracruz y avanzaron hacia la zona centro de México. Benito Juárez designó al general Ignacio Zaragoza para hacer frente a los franceses. El 5 de mayo, Porfirio Díaz participó en la Batalla de Puebla, protegiendo el flanco izquierdo de la ciudad, el ejército francés se vio superado y retrocedió hacia Orizaba.
En 1863 el emperador Napoleón III, decide volver a atacar a México motivado por sus planes geopolíticos, treinta mil soldados llegan a México bajo el mando de Federico Forey, avanzaron hasta poner bajo sitio a Puebla el 3 de abril de 1863. Jesús González Ortega lideró la defensa de Puebla, donde participó de nueva cuenta Porfirio Díaz, hasta que la ciudad cayó en manos de los franceses el 17 de mayo. Díaz, junto a 1800 militares republicanos fueron hechos prisioneros, tras cumplir la orden de destruir las armas que tenían disponibles y entregarse al enemigo.
Díaz y Felipe Berriozábal logran escapar de sus captores y se dirigen a la Ciudad de México. Benito Juárez junto a su gabinete preparaban la huida ante la amenaza del conservador Juan Nepomuceno Almonte, quien era apoyado por los franceses y estaban por ocupar la ciudad. Díaz se encarga de escoltarlos.
Díaz le manifiesta a Juárez su intención de organizar un ejército para enfrentar a los conservadores y franceses. Con la recomendación de Sebastián Lerdo de Tejada, Juárez aprueba poner a disposición de Díaz, 30,000 soldados, formando el Ejército de Oriente. Diaz marcha a Oaxaca con el cargo de gobernador interino, siendo acompañado por su hermano Felipe Díaz y el coronel Manuel González, uniéndoseles Matías Romero.
En octubre de 1863, un grupo de líderes del bando conservador viajaron a Viena, Austria, para al archiduque Maximiliano de Habsburgo la corona del Imperio Mexicano, Maximiliano acepta y viaja a México junto a su esposa Carlota de Bélgica. Es coronado el el 10 de junio de 1864 iniciando el Segundo Imperio Mexicano.
Los republicanos, incluido Díaz, no reconocieron esta autoridad y persistieron en la lucha. Durante todo el año de 1864, Díaz y González llevaron a cabo tácticas de guerra de guerrillas en Oaxaca, impidiendo la entrada a Oaxaca del ejército francés.
No obstante, el poder de los conservadores aumentó con el apoyo de los franceses. El general Aquiles Bazaine fue encomendado para tomar Oaxaca. En febrero de 1865, Bazaine inició el Sitio de Oaxaca, Díaz se rindió tras meses de asedio. Bazaine ordenó su ejecución, pero la intervención de Justo Benítez le salvó la vida.
Díaz fue acusado de sedición y confinado a prisión perpetua en el Ex Convento de Santa Catarina de donde escapó el 20 de septiembre, escalando los muros con la ayuda de un cuchillo y unas cuerdas. Dos semanas después llega al estado de Guerrero, donde el expresidente Juan Álvarez le ayuda a rearmar sus tropas.
En 1866, Díaz toma el mando del Ejército de Oriente, el 3 de octubre, participa en la Batalla de Miahuatlán, triunfando sobre las tropas de los conservadores, y el 18 de octubre libra la Batalla de la Carbonera. El 27 de diciembre logra recuperar la Ciudad de Oaxaca, nombrándose gobernador provisional.
En enero de 1867, Díaz parte de Oaxaca para continuar la lucha armada y nombra su sustituto a Juan de Dios Borja al frente del estado.
El 5 de febrero, Napoleón III ordena la retirada del ejército francés, lo que inicia la caída del Imperio. Maximiliano, junto a Tomás Mejía y Miguel Miramón, marchan a Querétaro, sitiada por Mariano Escobedo.
El 2 de abril, Díaz logra el control de la ciudad de Puebla que era defendida por el general Noriega, facilitando la caída de Querétaro. Leonardo Márquez mantenía una resistencia en el Estado de México, Díaz lo enfrentó y derrotó, después tomó por asalto la Ciudad de México, logrando la victoria final el 15 de junio.
Maximiliano de Habsburgo fue capturado en Querétaro y fusilado en el Cerro de las Campanas, junto a los generales que apoyaron al Imperio, Tomás Mejía y Miguel Miramón.
Juárez recompensó a Porfirio Díaz por sus servicios a la república, lo que incluyó una finca llamada Hacienda de La Noria. Mientras que su hermano Felipe Díaz, fue nombrado gobernador de Oaxaca.
Vida personal de Porfirio Díaz
El 15 de abril de 1867, Díaz se unió en matrimonio con su sobrina, Delfina Ortega, ella tenía 22 años. Fue Primera Dama de México de 1877 a 1880. En 1869, tuvieron un hijo, Porfirio Germán, quien falleció poco después. En 1871 tuvieron gemelos, que también murieron jóvenes. En 1873, nació Porfirio Díaz Ortega y en 1875 tuvieron a Luz Victoria, ambos llegaron a la edad adulta. Delfina falleció el 8 de abril de 1880 a los 34 años, debido a complicaciones con su último parto donde dio a luz a su hija Victoria Francisca, pero falleció después de nacer.
Díaz mantuvo relaciones extramaritales con varias mujeres, destacando Juana Catalina Romero y la soldadera Rafaela Quiñones. Tuvo una hija con Quiñones, llamada Amada, quedó bajo los cuidados de Delfina.
El 5 de noviembre de 1881, Porfirio Díaz a sus 51 años, contrajo matrimonio con Carmen Romero Rubio de 17 años. Romero Rubio se convirtió en su segunda esposa y Primera Dama de México de 1884 a 1911. Carmen se encargó de cuidar a los hijos de Díaz, Porfirio, Luz y Amada tenían 8, 6 y 14 años.
Porfirio Díaz y Carmen Romero, vivieron en una residencia con arquitectura barroca novohispana del siglo XVIII ubicada en la calle de La Cadena, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Desde el Palacio Nacional, Díaz coordinaba asuntos de estado con su equipo, mientras que en los meses de verano, optaba por el Castillo de Chapultepec para llevar a cabo sus funciones.
Ascenso al poder
Al finalizar la guerra de intervención francesa, Porfirio Díaz era un reconocido militar con poder político. Benito Juárez se apegó al artículo 128 de la Constitución de 1857 para prolongar su mandato, convocó a elecciones el 25 de agosto de 1867, siendo Díaz su principal contendiente.
Juárez obtuvo una amplia ventaja sobre Díaz, fue elegido presidente para el periodo del 1 de diciembre de 1867 al 30 de noviembre de 1871.
Entre 1869 y 1870, Díaz se retiró a La Noria con su esposa Delfina, dedicándose a actividades como la fundición de armas y la agricultura.
Félix Díaz Mori, mientras gobernaba Oaxaca, tuvo desacuerdos con pobladores de Juchitán debido a los impuestos sobre la madera. En febrero de 1870, Félix y un grupo de militares llegaron a Juchitán para reprimir con violencia a quienes se manifestaban en su contra, causando la muerte de civiles, incluyendo mujeres y niños. Saquearon la iglesia local y maltrataron una figura considerada sagrada para los pobladores. Félix fue capturado en marzo de 1872 por un grupo de juchitecos, quienes lo ejecutaron.
En 1871, Porfirio Díaz se postuló por segunda vez para las elecciones presidenciales, para Juárez fue la tercera postulación, Sebastián Lerdo de Tejada también se registró como aspirante. Juárez resultó ganador y Díaz quedó en segundo lugar. Díaz y Lerdo cuestionaron los resultados.
El 8 de noviembre, Díaz anunció el Plan de la Noria, instando a oponerse contra Juárez. Esto dio comienzo con la Revolución de La Noria. Sin embargo, la situación cambió con el fallecimiento de Juárez el 18 de julio de 1872, esto llevó a dar por terminados los propósitos de la Revolución de La Noria. En octubre se convocó a nuevas elecciones, donde resultó electo Lerdo de Tejada, presidente en funciones de la Suprema Corte de Justicia.
Díaz regresó a Oaxaca, la precaria situación económica de su familia le llevó a vender la Hacienda de La Noria y a establecerse en Veracruz, dedicándose al cultivo de azúcar y la carpintería. En 1874, fue elegido diputado federal. Como legislador se opuso al recorte de las pensiones y salarios de los militares.
Lerdo implementó una serie de medidas radicales que afectaban a algunos grupos de poder como la Iglesia Católica, mediante expulsiones de órdenes religiosas y al sector empresarial con el aumento de impuestos. Esto contribuyó a que Díaz se ganara el apoyo de la élite. A esto se sumó el descontento de países como Francia y el Reino Unido, quienes vieron afectados el volumen de sus importaciones desde México.
En 1875, Lerdo de Tejada expresó públicamente su intención de ser candidato en las elecciones de 1876. Porfirio Díaz, inició una serie de manifestaciones públicas en contra de Lerdo, pero los seguidores de Díaz sufrieron represión por parte de la policía secreta. El 10 de enero de 1876, con el respaldo de militares de varias regiones del país y el apoyo de la Iglesia católica, Porfirio Díaz promulgó el Plan de Tuxtepec, iniciando la Revolución de Tuxtepec, el último conflicto armado en México del siglo XIX.
Gran parte del ejército mexicano se mantenía leal a Lerdo. Díaz sufrió varias derrotas, como la del 10 de marzo de 1876 en Nuevo León, donde resultó vencedor Mariano Escobedo. Donato Guerra, Justo Benítez y Manuel González continuaron luchando con tácticas de guerrilla en varias partes de México.
Las batallas continuaron, Díaz tomó el control de Veracruz y San Luis Potosí, González y Benítez lograron controlar Guerrero. Posteriormente lograron triunfar en Puebla.
Finalmente, Díaz llegó a la Ciudad de México el 21 de noviembre y se autoproclamó presidente provisional de la República Mexicana. Sin embargo, José María Iglesias, quien fungía como presidente de la Suprema Corte de Justicia, argumentó ser el legítimo sustituto de Lerdo de acuerdo con la Constitución.
Surgieron así tres facciones que se disputaban la presidencia: los decembristas liderados por Iglesias, los lerdistas y los porfiristas. Los decembristas, se concentraron en Guanajuato bajo el liderazgo de Felipe Berriozábal.
Díaz marchó hacia Guanajuato con 5000 soldados logrando derrotar a las fuerzas decembristas en marzo de 1877. Iglesias se vio obligado a reconocer a Díaz y este lo benefició con la gubernatura de Michoacán. Porfirio Díaz ganó las elecciones extraordinarias y fue nombrado presidente constitucional el 5 de mayo de 1877.
Primer periodo presidencial
Porfirio Díaz fue influenciado por el positivismo, teoría política creada por el filósofo francés Augusto Comte, los pilares de su gobierno fueron: orden y progreso. Justo Sierra, afirmó que estos principios propulsaron el desarrollo de México.
Díaz otorgó espacios en su gabinete a quienes lo acompañaron en la Revolución de Tuxtepec, y entregó otros espacios en el Gobierno a sus compañeros liberales.
Díaz, en su primer mandato, se centró en fortalecer las relaciones con Estados Unidos, logró saldar la deuda externa con el país vecino, el pago final se realizó el 1 de abril de 1893.
La seguridad nacional también fue una preocupación para Díaz. El robo de mercancías en tránsito hacia las principales ciudades fue uno de los principales problemas. Díaz buscó otorgó facultades adicionales al Congreso de la Unión y desplegó militares para combatir la inseguridad.
Al final de su periodo presidencial Díaz no intentó reelegirse para no contradecir los principios del Plan de Tuxtepec con el que habría llegado al gobierno.
Manuel González fue nombrado candidato por el Partido Liberal, siendo elegido presidente para el periodo 1880 a 1884. González incluyó a Porfirio Díaz en su gabinete, nombrándolo ministro de Fomento. Del gobierno de Manuel González, destacan la creación de ferrocarriles, la primera red de telégrafos, la fundación de los bancos: Banco Nacional Mexicano y el Banco Mercantil, que en 1884 se fusionaron en el Banco Nacional de México (Banamex).
González apoyó la postulación de Porfirio Díaz para ser gobernador de Oaxaca, el 1 de diciembre de 1881 asumió el cargo. A los pocos meses, Díaz solicitó una licencia permanente en el Congreso local, regresando al Ministerio de Fomento.
Porfirio Díaz buscó ser el sucesor de Manuel González. Con el apoyo de la iglesia católica y grupos de empresarios, logra ser candidato, gana las elecciones y es investido como presidente de México, por segunda ocasión, el 1 de diciembre de 1884.
El Porfiriato
El Porfiriato es periodo histórico de México, que comprende de 1876 a 1880 y de 1884 a 1911, siendo presidente del país Porfirio Díaz. Este periodo de gobierno estuvo influido por el positivismo y el capitalismo, cuyos pilares fueron: la paz y el orden.
En su segunda gestión, Porfirio Díaz incorporó a su gabinete a juaristas como Ignacio Mariscal y Matías Romero; lerdistas como Joaquín Baranda y Romero Rubio, y al imperialista Manuel Dublán.
El Porfiriato impulsó el avance cultural y científico en México, las artes y ciencias prosperaron con la financiación gubernamental, se fundaron instituciones, bibliotecas y asociaciones. La economía mejoró y se desarrolló la industria y la agricultura. Impulsó la inversión extranjera para la explotación de los recursos naturales del país.
Se tendieron más de 23 mil kilómetros de líneas para el telégrafo, el código morse se convirtió en un pilar para la comunicación. El sistema postal tuvo un crecimiento sustancial con más de 1,200 oficinas establecidas. En 1876, Bell inventó el teléfono, para 1897, la telefonía se extendió a las principales ciudades del país, mejorando la red de comunicaciones nacional. La expansión del ferrocarril fortaleció el comercio.
Inversionistas alemanes trajeron al país un proyecto de generación eléctrica usando turbinas impulsadas por agua subterránea. La orografía fue aprovechada para la instalación de plantas hidroeléctricas.
Durante el Porfiriato, la industria fue prioritaria. En Veracruz se encontró petróleo en 1879. En 1887 Adolph Autrey creó las primeras refinerías de México. En la minería destacó la extracción de plata. La producción minera y los combustibles se orientaron a la exportación. Con la inversión extranjera crecieron las industrias textiles, de alimentos, calzado, papelería, vino, cerveza, cemento, vidrio, entre otras. México importó materiales de construcción, tecnología y artículos de lujo. A inicios del siglo XX, se fundó la primera planta siderúrgica de América Latina en México.
En el Porfiriato, se establecieron los cimientos de la educación pública, respaldada consistentemente por intelectuales liberales. En 1868, Benito Juárez, promulgó la Ley de Instrucción Pública, que fue rechazada por la Iglesia Católica. Joaquín Baranda se encargó del proceso de conciliación con la Iglesia, el objetivo era proporcionar acceso a la educación básica a todos los niños. En 1889, se estableció la enseñanza secundaria, diseñada para vincular la educación básica con la preparatoria. En 1891, se promulgó la Ley Reglamentaria de Educación, que estableció los principios de la educación como laica, gratuita y obligatoria. Baranda creó más de doscientas academias para la formación de maestros.
Un conjunto de líderes políticos y pensadores próximos a Porfirio Díaz se distinguieron en la sociedad, identificados como «Los Científicos». Bajo el liderazgo del ministro de Hacienda, Limantour, figuras como Rosendo Pineda, Justo Sierra, Joaquín Casasús, Francisco Bulnes, Pablo Macedo y Miguel Macedo eran parte del círculo cercano al presidente. Desempeñaron cargos dentro del Gabinete.
La Iglesia Católica expandió sus bienes, con un incremento en diócesis y arquidiócesis. También el protestantismo tuvo un auge durante su mandato.
Control y represión
Sin embargo, su regla no estaba libre de controversia. El problema subyacente de la falta de democracia de México se reflejó en sus políticas. Su gobierno practicó el clientelismo en la búsqueda de recompensas materiales para el apoyo de la élite.
El gobierno de Porfirio Díaz también fue marcado por la represión y la corrupción. Díaz mantuvo un control absoluto sobre el país y no permitió la existencia de una oposición política real. Además, su gobierno se caracterizó por la explotación de los trabajadores y la discriminación contra las minorías étnicas.
Al estilo de los monarcas del despotismo ilustrado, Porfirio Díaz pensaba que su administración llevaría al país hacia el progreso, proporcionando estabilidad económica, social y cultural tras periodos turbulentos. A pesar de lograr una pacificación a nivel nacional y progresos en distintos campos, el desarrollo económico no benefició por igual a todos los sectores.
Estas políticas generaron descontento entre la población y, en 1910, estalló la Revolución Mexicana, que llevó a la caída del gobierno de Díaz.
Exilio y muerte
Luego de su renuncia, Porfirio Díaz junto a su familia se dispuso a exiliarse en París. Antes de marchar, compensó a sus fieles empleados con monedas de oro y se dirigió hacia la estación de tren de Santa Clara. En su travesía hacia Veracruz, donde tomarían un barco rumbo a La Coruña, sufrieron un ataque de bandidos. Sin embargo, con la intervención de las tropas de Huerta, repelieron a los atacantes. El 31 de mayo, zarparon en el Barco «Ypiranga».
Ya en Europa, Díaz enfrentó protestas en La Coruña, acusado de crímenes de lesa humanidad. Después de un tratamiento médico en Suiza, viajó a París. Díaz se estableció en un lujoso departamento parisino y viajó por toda Europa con su familia. En 1912, fue agasajado por el rey Alfonso XIII de España y el káiser Guillermo II de Alemania.
Mientras, en México, la estabilidad no se restauró tras la salida de Porfirio Díaz. Madero, su sucesor, enfrentó revueltas y conspiraciones que culminaron en la Decena Trágica y su posterior asesinato.
Desde su refugio en París, Díaz se mantuvo informado de los sucesos en México, recibiendo visitas de viejos amigos y familiares. A finales de 1914, su salud empezó a declinar, sumiéndose en delirios y debilidad hasta su muerte el 2 de julio de 1915, a los 84 años. Sus restos descansan en el Cementerio de Montparnasse en París, y a pesar de las conversaciones, no han sido repatriados a México.